martes, 30 de julio de 2013

La magia

Cuanto alivio se presenta en el sufrimiento, cuanta dificultad puede presentarse en su aceptación y es ahí donde el telón cae y se muestra la obra tal cual es, donde la ilusión es pensada al igual como se hace al mirar a los magos, en donde nos damos cuenta al observar más allá del encanto hipócrita del teatro creado, el verdadero objetivo que necesita. Ese sucio y denso cebo que tiene como objetivo distraer y crear en la persona un paisaje falso, aquel consuelo de plebeyo, aquella utopía barata de feria que nace de la manada.
¿Tan sólo busca aquello? ¿Es ella la única meta que necesita el Ser para lograr esa básica felicidad?
Pues también necesita control, el manejo de los posibles, ¡el manejo sobre el Ser del espectador!
La reducción reiterada de variantes que encierran como los ratones blancos en busca del queso dentro del laberinto sin salida, llevando al títere a una sola opción, la cual no es la verdaderamente propia. ¿Cuántas veces tenemos que observar el mismo truco y vivirlo para darnos cuenta que sólo es un juego de manos y palabrería? 
Pues yo te quiero ahí, capaz de abandonar la platea, te quiero ahí capaz de hacer tu verdadero truco, aquel que no posee engaño, aquel que no dará consuelo provisorio a ningún público ni mucho menos a quien lo ejecuta. Solo aquellos espíritus con fortaleza hacen la verdadera magia, la transmutación de vida, la posibilidad única; la de ser tu Ser.
Será allí donde el alivio descenderá, que a diferencia de aquel alivio teatral con challa y piñatas, con esas máscaras compasivas de punta y pie al guión, este si será uno verdadero; será breve, leve e instantáneo, será el alivio de aproximar las pieles  internas con las externas, donde ya pasado el acto, las olas conduzcan a nuevos puertos, puertos con marejadas indomables, con aquel Sol radiante que reseca hasta la piel más resistente. Y entonces ¿qué alivio vendrá? 
"¡Fácil!" grito la marejada: cada vez más tendrás que vivir siendo quien eres, como una bestia salvaje a la cual obedecer, hasta conseguir el ascenso, hasta conseguir el vuelo sobre la bestia.

viernes, 5 de julio de 2013

La mirada hacia el firmamento

Llega el caminante al momento donde su sombra ya no resiste
y  grita "¡Hazlo! ese eres tú, eso es lo que desea tu voluntad,
el caminante sorprendido por su pausa, olvidó que ya del instante hizo una acción,
sintiendo que aún quedaba por hacer, debía darle belleza
y luchaba contra su salvajismo que entorpecía la decisión.
"¿Tanto es lo que no puedo elevarme sobre mi?,
¿Tanto es no poder transformar esta fuerza en una voluntad prudente y tenaz?"
"Para eso necesitas precisión", le sonrío la sombra con una mirada burlona,
desafiando cuanto sería el tiempo que dejaría pasar hasta realizar el acto.

El caminante suspirando, sintió hasta cuan profundo estaba llegando
y alzó la mirada hacia su firmamento, y previo al instante de golpear con el mazo
sintió como se abrían sus alas para volar sobre el abismo.