domingo, 1 de septiembre de 2013

La daga

Al besar tus labios por un instante logro palpitar aquel sabor imposible,
esa fragancia que desespera y estrangula mis entrañas;
cuanto he pensado en ti y
cuanto me recuerdas quien soy.
Como tú, posibilidad de posibilidades te encuentras presente en cada movimiento y
 ¿acaso no es ello lo que más me cautiva?
¿acaso no eres tú lo que convocas ese abismo inquietante?
Es que en un sólo parpadeo del Universo me conservo como existente,
y siendo este mi instante te presentas como la supuesta acción más segura o más clara.
Tú, la consejera de tinieblas inertes,
tú, quien me gritas que cuando llegues no habrá más,
quien apunta con angustia a lo profundo de mi pozo.
Déjame recitarte, déjame sonreír con mi pequeña melancolía
pero con un encanto dulce y entusiasta firme al devenir,
lo que realmente me cautiva,
lo que bombea mis inquietantes deseos.
El vuelo de mi lechuza por las tinieblas me trae mensajes de mi inspiración.
Claro que te vi de cerca, claro que te he sentido y sé que llegarás, cuando suceda
no habrá consuelo alguno para aquel vals,
donde bailaremos como dos niños jugando a ser reyes de un imperio sin quien conquistar
mas que tu y yo siendo uno al terminar la pieza.
Oh muerte!, ¿aún piensas que eres mi motivación?,
¿aún piensas que en el fondo del pozo encuentras algo tuyo?
Tú eres como las sirenas de incendio, la que suena fuerte y por doquier,
por lejanos valles anunciando lo que sucede, anunciando lo que viene,
la que zamarrea el que me pare firme y atento, la que chicharrea que se deje de dormir;
tú eres una consejera, una valiosa gritona que lo hace en mi oído,
que lo sigue haciendo en mi olfato. ¿Qué me dices olfato?
"Huelo como se aproxima el hedor de cadáver, pero no te confundas que no viene del pozo."
Detengo mi vuelo por instantes, y mi intuición parla que entro en lo desconocido,
lo desconocido de donde proviene y llegará ese hedor.
No estas presente mas que en ti gritona posibilidad, afirmación de afirmaciones,
y bueno, ya te escucho, ya te huelo... te siento presente.
La lechuza se acerca,
tiene gesto de traer un mensaje
tiene gesto de poseer cierta respuesta
se capta como en sus garras trae cierto alimento,
alimento que me nutre, alimento que me endurece.
Tú mi amada lechuza encuentras lo que es mi inspiración, lo que es mi anhelo,
cambiante e intenso, decisivo y angustiante, hasta conseguirlo, hasta llegar al mineral más puro.
Tú lechuza, eres como una daga, la que entierro en mí, para perforar mis vísceras,
para sangrar  y escribir los versos que traes del mineral,
cada inspiración del hombre traerá consigo sangre y sufrimiento,
pero no es mas que por el tamaño de la voluntad que le otorga.
Mis vísceras no poseen miedo,
mi sangre escribe con valor, valor!
porque la sangre y el valor mismo son vida,
vida que no presenta compasión,
que cada vuelo que hagas será con riesgo,
con la aventura a caer, a pararte, a capturar más alimento, a nutrirte.
Mi olfato no mintió ni erró; primero te he oído incendiaria sirena,
pero ahora sé que no era el hedor de un cadáver lo que sentías,
no toda la sangre es muerte.
Porque veo mis dedos y manos ensangrentadas,
y a unos pasos la daga blanca de ojos profundos que atemoriza a muchos,
ya que serán ellos quienes encontrarán con las garras
 muchas veces el mineral sucio o podrido en el fondo del pozo y la sirena sonando desde la salida,
que es allí de donde proviene para estos temerosos y reiterados cobardes,
y claro que para ellos ese abismo inquietante es lo que los convoca,
huelen a muerto, huelen a cadáver y el mayor daño es levantaros,
pues quienes no se sientan capaces de usar la daga ante el abismo,
que caigan en él y dejad que así sea.
Al volver a mirar la daga blanca de ojos profundos, con aquellas gotas escarlata por doquier,
vuelvo a reír en mi parpadeo, en mi único parpadeo,
puesto que aquel es lo único, inmanente e inmediato,
como logro hacer que mi sangre salga y mande todo con melodías trágicas
para energizar este imperio de soledad.
Porque mi sangre y mi daga me imponen la gran posibilidad
porque desde mis interiores no hay falsedad,
porque desde mis interiores se expande la afirmación de hacer posible sólo lo que Soy,
y es ello lo que hace que manche, que marque y siga haciéndolo con este rojo escarlata.
Tenemos el momento y el espacio para crear ese salvajismo que nos une con aquel abismo de pasión y amor.